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Leyendas del saxo y sus setups: Hank Mobley

¿Qué tienen en común un saxo King, una boquilla Brilhart y unas gafas de sol? La respuesta: Hank Mobley. Descubre la historia sonora del saxofonista más elegante del hard bop, a través de sus instrumentos, su estilo y su inconfundible swing. Un viaje irresistible al alma del jazz.

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24/04/2025 | Actualizado: 24/04/2025 24/04/2025
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“Cuando finalmente reuní suficiente dinero para comprar mi saxo, la tienda de música se fue de vacaciones durante un mes. Mientras tanto, conseguí un libro de música y cuando regresó la tienda de vacaciones, ya conocía todo el instrumento: lo único que tenía que hacer era ponérmelo en la boca y tocar.”

 

Así lo recordaba Hank Mobley en una de las pocas entrevistas que quedaron registradas. Una anécdota sencilla, pero que retrata a la perfección el carácter de este saxofonista: metódico, sensible, de fraseo pausado pero certero. Esa misma actitud marcó su manera de tocar, de elegir su sonido y de perfilar un lenguaje que dejó una huella indeleble en la historia del hard bop.

 

Ha llegado el turno de sumergirnos en Hank Mobley a través de los tipos de combinaciones de saxo y boquillas que empleó en su carrera. Uno de los saxofones tenores que ayudó a Blue Note Records con sus grabaciones a hacer la discográfica tan reconocida que es en la actualidad.

Aquella fantástica era del puro hard bop que abanderó junto a John Coltrane o Sonny Rollins comenzaba a mediados de los 50, cuando Hank Mobley participaba como sideman en el grupo de Horace Silver el disco “And the Jazz Messegers”, banda germen del posterior “Art Blakey and The Jazz Messengers” que tanta buena música nos dejó  

 

Soul Station (1960), ¡qué swing! en este disco que no puede faltar en ningún hogar que aprecie la buena música, y mucho menos en ninguna escuela de música moderna del planeta, pasión, ritmo, fraseo, lenguaje… todo magistralmente expuesto en cada solo de Hank Mobley. Siempre es inspirador volver a hacer re-escuchas de este disco una y otra vez, no deja de aportarnos una atmósfera especial.

 

Vayamos a lo que nos ocupa este post en cuestión, saxofones y boquillas!

Al igual que Coltrane o Rollins, sus comienzos se llevaban a cabo con fabricantes nacionales, como Martin o King. Desconocemos cuál pudiera ser ese primer saxofón con el que empezó Hank Mobley, seguramente un saxo alto como buen admirador de Charlie Parker antes de pasarse al saxo tenor.

 

Según nuestra humilde investigación podríamos hilvanar una cadena en los set ups de Hank Mobley a partir de 1955, cuando tocaba un King Super 20 y boquilla Brilhart de ebonita, material con el que grabó “and the Jazz Messegers” de Horace Silver junto a Keny Dorham, Art Blakey y Doug Watkins. En la siguiente foto podemos observar la actitud contemplativa de un joven Mobley:

hank mobley

 

Como no podría ser de otra forma, un saxofonista de jazz de la época de los 50 también hacía sus escarceos junto a las boquillas metálicas de Otto Link, y aquí lo tenemos con el mismo King Super 20 pero con boquilla Otto Link Double Ring:

hank mobley

Más adelante incorporó el santo grial de los Selmer, un Super Action fabricado en la primera era (antes de 1952), antes de que se incluyera el protector combinado de Si y Sib grave en campana. Aquí descansando relajadamente en un sofá con su Selmer SBA y de nuevo boquilla Brilhart:

hank mobley

También sería interesante reconocer cómo Hank Mobley pareciera ser un pionero en el look saxofonista fotografiado con gafas de sol, tanto en conciertos como sesiones de grabación…lo podríamos dejar para una investigación futura ;-)

 

Y de nuevo, no sería el primer saxofonista que guarda bonitos recuerdos de esos primeros saxos con los que comenzó su andadura y al final de su carrera, al igual que a Sonny Rollins le pasó con un Buescher de su juventud, a Hank Mobley le pasó con un Martin Committee III, aquí lo tenemos!

martin committee

En definitiva, recorrer los saxos y boquillas de Hank Mobley es casi como hojear un álbum de fotografías del jazz moderno. Cada instrumento, cada elección sonora, nos acerca un poco más a ese universo suyo tan particular: cálido, rítmico, profundamente humano. Porque más allá del metal y la ebonita, lo que perdura es ese sonido que supo definir una era y que todavía hoy nos habla al oído con la elegancia del que no necesita alardes. Y así, entre Brilharts y Otto Links, entre Selmers y Kings, se forjó la voz de un gigante que, con gafas de sol o sin ellas, sigue siendo faro para generaciones enteras de músicos.

1 comentarios

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Jorge Gomez
2025-07-30 12:12:53

Qué increíble este hombre y como ha llegado a impactar en mi vida.

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