Jazz en la Gran Pantalla: Entre la Realidad del Músico y la Magia del Cine
Un recorrido por cómo el cine ha retratado el mundo del jazz, entre melodías, pasiones y excesos.
Ya sea mañana o tarde, en fin de semana, porque te apetece o en período vacacional, te preparas una mantita en el sofá, un bol de palomitas y te dispones a ver esa película que tienes pendiente y te han dicho que es buenísima…De repente, escuchas una melodía que te engancha y te hace mover los pies a ritmo de swing…
Y la reflexión de hoy va encaminada a ver cómo el cine ha tratado al Jazz (y a los músicos). ¿Qué supera a qué? ¿Realidad o ficción? Vamos a ver…
El primer título que no podemos obviar es El cantante de Jazz estrenada en 1927, una película que habla sobre la dualidad de escoger: seguir tu pasión o la tradición familiar (vaya por Dios, como La La Land en 2017…). En 1927, Duke Ellington y su orquesta estaban en el Cotton Club y Louis Amstrong hacía lo propio con la orquesta de Joe King Oliver en Chicago. Por todos es conocido que muchos músicos tocaban muchas horas, y una de las maneras que tenían de evadirse o mantenerse en las jornadas maratonianas era fumando y bebiendo, quizás al más puro estilo de la película El Trompetista de 1950, donde el protagonista, teniendo la melodia perfecta en su cabeza, no puede expresarla tocando a pesar de ser un músico virtuoso. Ese sufrimiento lo lleva a la autodestrucción por culpa de la bebida. ¿Recordáis a Paul Gonsalves dormido en plena actuación?¿Cansancio o mala vida?
Esa autodestrucción, ya sea por buscar la excelencia, por las circunstancias sociales, por ganar fama y dinero o simplemente por tener esa energía extra para soportar los conciertos, viene como consecuencia del consumo de drogas y alcohol. La película Bird (la vida de Charlie Parker) de 1988, es un reflejo de cómo llegar a la cima y caer en picado por el abuso de determinadas sustancias (en ocasiones impuesto y en ocasiones por puro placer…). Otra película que no puede faltar en nuestra lista es Round Midnight de 1986 dirigida por Bertrand Tavernier y protagonizada por el saxofonista Dexter Gordon (en una actuación nominada al Oscar), basada en las vidas de Bud Powell y Lester Young. En ella, se muestra a Dale Turner (Gordon), un talentoso pero alcohólico saxofonista que encuentra refugio y amistad en París, pero sigue lidiando con sus demonios internos. Otra película-documental casi igual pero más actual es Back to Clack en 2024; ascenso y descenso de Amy Winehouse por culpa de las drogas, el alcohol y las malas influencias…
Pero Hollywood no sólo ha representado la vida de los grandes maestros de los diferentes estilos; también ha querido representar la obsesión, la locura, el método, el sufrimiento por el cual pasa alguién que quiere triunfar en la música; un claro ejemplo es Whiplash de 2014 o por ejemplo un muchacho decidido a hacer lo que haga falta por aprender las raíces del Blues, hasta enfrentarse al mismísimo guitarrista del diablo en Cruce de Caminos de 1986 donde se produce un mítico duelo de guitarras entre Eugene (Ralph Macchio de Karate Kid) y Jack Butler (Steve Vai) ¡¡¡menudo duelo!!!
Estados Unidos no es el único país donde ha proliferado el Jazz en el cine. Sabemos de lo “obsesivos” que pueden ser los japoneses con cualquier arte, moda o “chispa” que les produzca “curiosidad”; y el Jazz no ha sido una excepción.
Todo el mundo en alguna ocasión ha tenido la oportunidad de ver un anime; esas películas basadas en cómics japoneses (manga). Y como no podía ser de otra manera, existen animes que se basan o se nutren del Jazz para que su narrativa sea más espectacular, o simplemente, el jazz y sus vicisitudes són la historia en sí misma (no todo es Son Goku o Arale…). Veamos unos ejemplos:
Cowboy Bebop de 1998 y dirigida por Shinichiro Watanabe. Aunque es más un anime que un manga (aunque tiene adaptaciones), su banda sonora icónica, compuesta por Yoko Kanno, está fuertemente influenciada por el jazz, el blues y el bebop, contribuyendo a la atmósfera de ciencia ficción noir. Los personajes a menudo tienen un estilo de vida que recuerda a los músicos de jazz: itinerantes, buscadores de fortuna, un poco al margen de la ley.
Sakamichi no Apollon, también de Watanabe en 2012 y traducido como Kids on the slope, narra las peripecias iniciales de unos chicos de instituto que se reúnen y se conocen para tocar jazz (vaya como la mayoría de formaciones empiezan).
Y como no podía faltar el último anime (yo ya la he visto en 4 ocasiones y no deja de sorprenderme todas las interconexiones que tiene al más puro estilo Moulin Rouge de Baz Luhrmann) que para mi tiene un poco de todo lo que hemos mencionado: ilusión, dificultades, el virtuoso y la superación (quizás pasa por alto ese “coqueteo” con las drogas y el alcohol…). Hablo nada más y nada menos de Blue Giant de Yuzuru Tachikawa estrenada en 2024. En ella se narra las…
Venga, ¿y las palomitas? ¿y la manta? ¿A qué esperas?
No te voy a hacer spoiler te invito a que la veas y me dejes tus impresiones…Te leo.

Aii que bueno eh, me encanta. Ya tengo algunas apuntadas. Grasies
Muchas gracias a ti. Y esperamos que disfrute de estas películas/series. Un Saludo muy grande.
Increíble post.
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